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le parecía que estaba en problemas. Era deber de sus cónyuges el protegerla y
asegurarla de que estaban con ella..., de que eran parte de aquel hijo, que era parte de
ella. Todo interconectado, todo unido: una red familiar sobre la que debía caer todo hijo.
Éste debía de ser el momento mejor posible para una familia, pero con Tino gravemente
herido y Akin secuestrado, era un tiempo de sentimientos confusos. Los momentos de
expectación y unión se hallaban entremezclados con otros de miedo por Akin y
preocupación de que el Tino que recuperasen ni los conociese ni los amase.
Claro que los merodeadores no podían hacerle daño a Akin, ¿no? Seguramente...
Pero no pertenecían a ningún poblado resistente. Esto ya lo habían averiguado. Eran
nómadas..., comerciantes viajeros cuando tenían algo con que comerciar, bandoleros
cuando no tenían nada. ¿Intentarían quedarse a Akin y criarlo para que fuera uno de
ellos, para usar sus sentidos oankali contra éstos? Otros lo habían intentado antes que
ellos, pero jamás con un niño tan pequeño. Y nunca lo habían intentado con un niño
nacido de humana, puesto que no había existido ninguno antes de Akin. Esto era lo que
más le preocupaba a Dichaan. Él era el único padre vivo del mismo sexo que Akin, y se
sentía incierto, aprensivo y dolorosamente responsable. ¿Donde, en la enorme selva
tropical, estaría el niño? Probablemente no podría escapar y regresar a casa, como tantos
otros habían hecho antes que él. Simplemente, no tenía ni la fuerza ni la velocidad
necesarias. Esto ya debería haberlo averiguado, y debía saber que tenía que cooperar
con los hombres, hacer que lo considerasen valioso. Si aún estaba vivo, eso debía
saberlo ya.
La criatura emergería del lado izquierdo de Ahajas. Ésta se recostó sobre su lado
derecho. Dichaan y Lilith se movieron para mantener el contacto, mientras Nikanj
acariciaba la zona de piel que ondulaba suavemente. En pequeñas ondas circulares, la
piel se fue apartando de un punto central, que fue creciendo lentamente, hasta dejar al
descubierto un gris más oscuro: un orificio temporal, dentro del cual podían ser vistos
moverse lentamente los tentáculos craneales del bebé. Esos tentáculos habían liberado la
sustancia que iniciaba el proceso del nacimiento. Ahora eran responsables del modo en
que ondulaba la carne de Ahajas, apartándose.
Nikanj dejó al descubierto una de sus manos sensoríales, la llevó hacia el orificio y,
suavemente, tocó los tentáculos sensoriales de la cabeza del nonato.
Al instante, los tentáculos de la cabeza aferraron la mano sensorial, que era lo más
familiar entre tanta cosa extraña. Ahajas, notando el repentino movimiento y
comprendiendo su significado, rodó cuidadosamente sobre su espalda. El chico sabía
ahora que estaba llegando a un lugar que lo aceptaba y le daba la bienvenida. Sin ese
pequeño contacto, su cuerpo se habría preparado a vivir en un lugar mucho más duro...,
un medio ambiente menos seguro, porque no contenía un padre ooloi. En los ambientes
realmente peligrosos, era muy probable que los ooloi resultasen muertos, mientras
trataban de enfrentarse a nuevas formas de vida hostiles. Era por esto por lo que los
niños que no tenían padre ooloi que los aguardase en su nacimiento tendían a convertirse
ellos mismos en ooloi, cuando maduraban: sus cuerpos suponían lo peor. Y, con el fin de
lograr madurar en un medio supuestamente hostil, tenían que convertirse bien pronto en
seres inusitadamente resistentes y correosos. Sin embargo, este niño no tendría que sufrir
estos cambios, pues Nikanj estaba con él. Y algún día, probablemente, sería una hembra
para equilibrar a Akin..., si es que Akin regresaba con tiempo suficiente para influenciarla.
Nikanj tomó al bebé, mientras éste se deslizaba fácilmente por el orificio natalicio. Era
gris y con una dotación completa de tentáculos craneales, pero con sólo unos pocos
tentáculos corporales. Tenía un rostro asombrosamente humano: ojos, orejas, nariz y
boca..., y tenía un orificio de aireación funcional en la garganta, rodeado por tentáculos
pálidos pero bien desarrollados. Esos tentáculos se estremecían lentamente a medida
que el bebé respiraba. Eso significaba que, probablemente, la pequeña nariz humana era
puro decorado, maquillaje.
Tenía un juego completo de dientes, como era el caso de muchos recién nacidos
construidos, y, a diferencia de los construidos hijos de humana, los usaría de inmediato.
Le serían dadas pequeñas porciones de lo que todos los demás comían. Y, una vez
hubiese demostrado a satisfacción de Nikanj que no era probable que se envenenase a sí
mismo, se dejaría al recién nacido en libertad para que comiera todo aquello que
encontrase comestible..., libre para pastar, como decían los humanos.
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